Luego de cuatro años, Natalia y Gerónimo reencuentran en Mendoza. Ella está enamorada de su mejor amigo, pero él está comprometido. Natalia decide montar un plan de venganza, evitando la boda, pero no sabe que las cosas le saldrán al revés. La novia de Gerónimo, Sofía, es una mujer calculadora al enterarse del engaño, le confiesa a Natalia lo que Gerónimo había descubierto su juego y llevándolo a la venganza. Al creer en la muerte de Natalia, ella se refugia en la sede militar de Gendarmes, allí tomará herramientas militares de espionaje y combate para definir su futuro. Esta vez no fallará en su venganza. Ahora tiene sed de sangre.